miércoles, 22 de octubre de 2008

EL ESPIRITU EMPRENDEDOR


En nuestra vida cotidiana, tendemos a repetir una serie de tareas que forman en su conjunto nuestros hábitos. En la mayoría de ocasiones los hacemos sin reflexionar sobre los mismos, de forma automática. Sin embargo, a base de mucho repetir un dia nuestra mente diseña una forma de operar que aprovecha mejor nuestro esfuerzo para conseguir el mismo resultado y con una gran ilusión la ponemos en práctica pues nos sentimos orgullosos de conseguir lo mismo con menos esfuerzo.

Además, como somos un ser social, también tenemos ocasión de observar como los demás realizan sus hábitos y descubrimos que todos somos diferentes, en el sentido de que estos son distintos y se mueven por otros condicionantes. Pero aveces, en la complejidad de nuestro entorno y tras mucha reflexión, conseguimos visualizar patrones de conducta que responden a necesidades comunes pero que sin embargo son imperfectos. Análogamente a como nos pasa con los nuestros, diseñamos una forma de modificarlos para que estos se hagan con mayor coordinación. En ese momento, ilusionados por nuestro hallazgo decidimos vender nuestro servicio a cambio de una remuneración que en todo caso es muchísimo menor, que el beneficio que le aporta a cada uno de los que la compran, ya que sino, no lo harían.

Este es el espíritu emprendedor, que a través de la inmensa complejidad de un sistema de pensamiento distribuido y especializado es capaz de mejorar la vida de las personas al cabo de los siglos.

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