jueves, 23 de octubre de 2008

EXCLUIDOS DE LA CUMBRE DE WASHINGTON


Es curioso comprobar la persistencia del ejecutivo español en acudir a la refundación del capitalismo global. Por lo visto nuestro presidente ya se veía en ella tras las declaraciones de Gordon Brown y su descarte final le ha sentado bastante mal. Nos habían vendido que la crisis había venido de USA y que se solucionaría gracias a la UE encabezada por Zapatero. Es lo que tiene vender la piel del oso antes de cazarlo.

Sinceramente, nos lo merecemos. La política exterior de este gobierno durante la primera legislatura alentada por la alianza de civilizaciones, una especie de globalización alternativa entre variopintos países de todo menos democráticos, acaba pasando factura. Del corazón de Europa al que regresábamos que nos habían prometido en su lema de las elecciones de 2004, resulta que nos distanciamos más que nunca. Sus desplantes en diferentes citas internacionales donde llegaba tarde o se ausentaba. Su oportuno calificativo a la "fracasada Merkel" o su decidido apoyo a Segolène en Tolousse. Sus acusaciones a la política monetaria de Trichet o sus ignorancia manifiesta respecto a lo que es el euribor.

Por no hablar de su más que irreverente intercesión para evitar que la alemana Eon se hiciera con Endesa, incluso desafiando la legislación comunitaria.

En definitiva, un presidente que ha pintado tan poco (y a molestado más) durante su mandato en la esfera internacional que ni siquiera ha sentido la necesidad de aprender inglés, que papel podía jugar en una reunión a veinte, donde seguramente se quedaría arrinconado en una esquina sin tener nadie con quien hablar.

Además, a un político que se define rojo y naif, más de uno se sentiría incomodo al darle voz para refundar algo en lo que no cree.

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